Una de las preguntas más frecuentes que los padres tienen acerca de las dietas de sus niños es si deben servir postres después de las comidas. Muchos adultos se esfuerzan por limitar su consumo de galletas, pasteles y dulces en sus propias vidas y esta lucha complica su capacidad de simplemente ofrecer el dulce ocasional. Muchos padres erran por el lado de la precaución y prohiben el azúcar por completo en la casa, diciéndoles a sus hijos que es malo.
Es peligroso considerar que cualquier alimento es intrínsecamente "malo", o prohibido. Prohibir un alimento o grupo de alimentos como los dulces o azúcar puede convertirlo en algo misterioso y deseable. He oído historias de hombres y mujeres que, negados de azúcar en casa cuando niños, comían continuamente en casa de sus amigos y continúan a desearla en la edad adulta. En la mayoría de los casos, es mejor permitir los postres con moderación y hacer que los niños sean refinados consumidores de las cosas dulces.
Así que no haga los postres la comida prohibida deseada, pero no permita el acceso completo e ilimitado tampoco. Muchos adultos que comieron postre después de cada comida mientras ellos crecían dicen que no creen que una comida es completa si no terminan con el postre. Están inquietos hasta que coman algo dulce señalando el final de una comida. Los niños aprenderán límites con todo, incluyendo el postre, cuando los adultos les enseñan.
Enséñeles a sus hijos los límites con los dulces. Ofrézcales postres en forma limitada, por ejemplo, sólo los fines de semana. Explíqueles a sus hijos que los postres pueden ser sabrosos, pero que no ofrecen alimento. Recibir una buena alimentación debe ser el objetivo principal del comer, aunque tomar dulces para el entretenimiento puede estar bien en moderación. Hacer a los niños consumidores refinados significa que ellos pueden aprender a rechazar el helado de vainilla ordinario porque saben que va a estar disponible en cualquier momento y en cualquier lugar. Pueden ser alentados a elegir de vez en cuando una delicia hecha en casa o algo fuera de lo común.
Ofrezca "dulces" alternativos diariamente. Como se hace en muchos países europeos, sirva frutas después de la cena. Los niños pueden acostumbrarse a terminar su comida con fruta: fruta entera o ensalada de frutas. De esta manera, en lugar de antojarse de algo dulce, como chocolate después de cada comida, las comidas se sentirán completas cuando se terminan con frutas.
En respuesta a la pregunta de si se debe servir postre la respuesta es sí, con moderación.
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